VIENTO SIN AIRE

VIENTO SIN AIRE

En el nombre del viento irrelevante
que no mueve gigantes ni molinos,
hay que cambiar de aires cuanto antes
aunque al cielo le importe dos pepinos.
Huir hacia los mares de la luna
y hacerlos, por narices, navegables,
o a algún planeta donde exista alguna
forma de vida medio razonable.
Buscar un laberinto sin entrada,
semiesquina a la calle de Ojalá,
y no perderse en medio de la nada
(y, más que nada, porque allí «no hay na»).
Salir al paso cuando todo pase,
quitarse un peso sin besar el piso,
tener encuentros en alguna frase
con los que para hablar piden permiso.
Hay que echar a la calle los perfiles
junto a los avatares más cretinos
y bailar a la luz de los candiles
el tango de los tangas clandestinos.
Darle un grito de ciento ochenta grados
a ésta suerte de vida desigual
y jugarse, a los chinos o, a los dados,
qué Dios nos va a librar de todo mal.
Abrir armarios, sacudir alfombras,
arrancar las espinas de la cama,
ventilar bien las luces y las sombras,
limpiarle a las mentiras sus escamas.
Aprender a vivir de otra manera,
a soñar sin perder la perspectiva,
a saber negociar cada quimera
ahora que malvivir ya paga IVA.
Hay que darle un respiro a la memoria
y mejorar lo malo conocido,
desencajar las puertas giratorias
y dejar solo un hueco derretido.
Hay que cambiar la venda y la balanza,
el pulgar por el dedo corazón,
poner a buen recaudo la esperanza
y combatir las penas a traicion.
En el nombre del viento irrelevante
que no mueve veletas ni banderas,
hay que cambiar el miedo y el talante
antes de que nos muerdan las fronteras.

HOY POR HOY

HOY POR HOY

Hoy que las cosas son lo que parecen
y el espanto se cura con portadas.
Hoy que sólo unos pocos se enriquecen
mientras el resto roba a la manada.
Hoy que las vueltas son las que dan vida
ya que han prejubilado a la experiencia.
Hoy que la fe se marcha en estampida
suspendiendo su examen de conciencia.
Hoy que se lleva hablar sin decir nada
y se estudia incultura general.
Hoy que se suben cuestas de bajada
mientras cae el diluvio universal.
Hoy que lo damos todo por vivido
porque el futuro huele a caducado.
Hoy que dan lo comido por servido
los que siguen viviendo en el pasado.
Hoy que la tierra firme es un cometa
que pasa de nosotros y de lejos.
Hoy que el que más ahoga mucho aprieta
y nos deja en pelotas y perplejos.
Hoy que somos el pito de un sereno
que recorre las calles a deshora.
Hoy que cualquier idiota es un veneno
envasado en la caja de Pandora.
Hoy que luchan la casta y la Susana
por ver quien organiza esta verbena.
Hoy que la independencia carda lana
de una oveja, tan flaca, que da pena.
Hoy que lo que se lleva es la impostura,
hermanastra mayor del «postureo».
Hoy que el gusto padece mal de hartura
y no ve la belleza de lo feo.
Hoy que la nada se contextualiza
que ni los maniquíes dan la talla.
Hoy que la estupidez se somatiza;
hagamos horizonte a cualquier raya.

FALTAN SOBRAS

FALTAN SOBRAS

Nos faltan caza fantasmas
y sobran conspiradores.
Hacen falta cataplasmas
para tantos sufridores.
Sobran ángeles caídos
sin ganas de levantarse
y faltan arrepentidos
dispuestos a desterrarse.
Sobran capullos del ramo,
ojos que no quieren ver
y, en los ríos, faltan tramos
de agua que no has de beber.
Nos faltan ángulos vivos,
muertos en retrovisores.
Sobran muchos enemigos
de los que venden favores.
Falta ventilar olores
en paraísos fecales.
No convertir los errores
en colmo de nuevos males.
Sobran perdones fingidos.
Falta mucha integridad.
Sobran tontos consentidos
(en honor a la verdad).
Hay más malos conocidos
que buenos por conocer.
Más idiotas engreídos
que tiendas de bobo a cien.
Lo que sobra y lo que falta
escuece a partes iguales
desde las cotas más altas
a culos y genitales.
Sobran gallos de pelea,
columnistas de perfil,
fieles a la mala idea
y a su código incivil.
Sobra rencor y venganza,
faltan amores y obras
y dentro de esta balanza
sobra miedo y faltan sobras.

ALARMAS

ALARMAS

La gente está que Trina
de limón con burbujas.
En la acera los mimos
no paran de gritar.
Saltan cientos de alarmas
que el temor amplifica.
Han perdido la calma
las ganas de reinar.
Hay alarma de drones
y revueltas sociales.
Alerta de marrones
y grises que explicar.
Abuso de tarjetas:
oro, negras y plata,
y una invasión de jetas
de mucho preocupar.
Peligro de elecciones
para colmo de males.
Alerta de fricciones
a medio controlar.
Aviso de neblinas
y de eclipse de estrellas.
Nos faltan aspirinas
para dar y tomar.
Hay peligro inmediato
de volvernos idiotas
sin poder hacer tratos
de tanto conspirar.
Amenaza de flato
por dar tanto la nota.
Temor a que éste rato
dure una eternidad.
Y así vamos, tirando,
entre alertas y amagos,
entre sustos y tragos,
locos por respirar.
Cada día que pasa,
pasa más de lo mismo.
Alarma de alarmismo
difícil de apagar.
Tiempo de malos modos
fuera de cuarentena.
A ver si hay uno solo
que le dé por pensar.

CONVIVENCIA, SIN VIVENCIA

CONVIVENCIA, SIN VIVENCIA

Hoy conviven enfrentados:
la ley y la hipocresía,
la realidad y el estado,
la razón y la utopía,
la derecha con la izquierda,
el cine con la ficción,
la sociedad con la mierda,
la verdad con la opinión,
la educación con sus padres,
la religión con sus hijos,
la alta tensión con los cables,
los contratos con los fijos.

Hoy están a bofetadas:
gigantes con cabezudos,
los deseos con las hadas,
las lanzas con los escudos,
el buen humor con los poros,
las estrellas con los soles,
los polvos con estos lodos,
el valor con los bemoles,
la actualidad con el día,
las coces con las palabras,
las caras con la alegría,
las ovejas con los cabras.

Están, a tortas y a locas:
la lluvia con los cristales,
las mareas con las rocas,
el bien con todos los males,
las canciones con los notas,
la soledad con la noche,
las espadas con las sotas,
el perdón con el reproche,
el roto con el remiendo,
el miedo con la osadía…
Bueno, vaya, resumiendo,
que está la cosa jodía.

ESE DÍA D…

ESE DÍA D…

El día que vas y vienes
con la prisa en los talones,
que parece que no tienes 
tiempo ni por alusiones.

Ese día que naufragas
en una gota reseca
o que te pillan en bragas
pinchándote con la rueca.

En el que todo lo quieren
para ayer por la mañana
y, donde las dan, te muelen,
pero ni lloras ni mamas.

Ese día que se atasca 
la calle de la amargura,
que te pica y, si te rascas,
la piel te pasa factura.

En el que el bien, malherido,
sobrevive de milagro
y, el mal, conduce dormido
un viejo y loco cacharro.

El día menos pensado.
Uno como otro cualquiera.
Ese día enladrillado
con ventanas de madera.

Ese día que no tienes
el coño para faroles
y pierdes todos los trenes
y queman todos los soles…

Un día que, por defecto,
presenta tal panorama,
ese, 
ese es un día perfecto.
para quedarse en la cama.

CON Y SIN

CON Y SIN

Con tretas hay paraíso.
Sin alcohol, hasta licores.
Sin luna un cielo indeciso.
Con sudor, cerco de olores.
Sin voluntad, mal consuelo.
Con soberbia, soledad.
Sin un hombro mil pañuelos
que no secan de verdad.
Con buen hambre no hay flan duro.
Sin valor hay desertores.
Con dinero, algún seguro.
Sin gusto, raros colores.
Con sueño, largas mañanas.
Sin pecado, sosas vidas.
Sin balcones hay ventanas.
Con venda, metas perdidas.
Con delito no hay amigos.
Sin peligro no hay candado.
Sin ojos en el ombligo
pelusas en otro lado.
Sin ideas no hay talento.
Con truenos, nubes y rayos.
Con paro mucho tormento.
Sin capa, flecos y sayos.
Sin presente no hay futuro.
Con censura, pezoneras.
Con fronteras, muchos muros
que andan pidiendo escaleras.
Sin motivo no hay excusa.
Con deseo, primer plano.
Sin inspiracion no hay musa
que se deje meter mano.
Con educación no hay prisa.
Sin violencia, buenos modos.
Con buen humor, mejor risa.
Sin cerebro sobran todos.

LA CASA DE EMPEÑO (Reverso en género negro)

LA CASA DE EMPEÑO (Reverso en género negro)

En la tienda que empeña lo vivido,
donde se vende a Dios sin confesar,
tienen también «lo malo conocido»
y encima, ayer, entraron a robar.

Dice la policía que, los cacos,
reventaron la puerta de salida
y, sin contemplación, armando un taco,
desvalijaron las estanterías.

Se llevaron la flauta de Bartolo,
las ratas del cuentista de Hamelin,
A Chubaka, felpudo de Han Solo,
y un ojo de Affelou, el del Chin-Chin.

La cara B de las contradicciones,
un reloj que marcaba las deshoras,
un rosario de buenas intenciones,
la tapa de la caja de Pandora,

el infierno de Dante congelado,
un billete de vuelta al quinto pino,
el pito del sereno rechupado
y un perfume de esencia de comino.

Por lo visto han dejado un valioso
conjunto de problemas indigestos.
La piel sin estrenar de un pobre oso
que alguien piensa cazar, un día de éstos.

Al parecer el método empleado
ha resultado cutre y chapucero,
y al jefe de la banda han encontrado
acorralado por un ¡qué! y un pero.

El prestamista tardará unos días
en dejar de tener fruncido el ceño
y, ha declarado, con alevosía,
que no piensa morir en el empeño.

DE RISA

DE RISA

Qué invierno tan singular,
tan concentrado, tan breve
tan llueve por no llorar,
tan como de siete a nueve.
Tan de no saber sumar
ni números ni colores,
cerrado de par en par,
abierto por vacaciones.
Qué invierno tan anormal
tan raro, tan anodino,
tan de ponerse a pactar
sin importar un pepino.
Tan de fiesta sin guardar,
tan de no verlas venir,
qué invierno tan peculiar
tan perdido, «Tan, Ton, Tin».
Tan de -¿Qué dices? Me opongo,
tan chulo, tan «y tú más»,
tan de mirarse el mondongo 
sin pensar en los demás.
Tan absurdo, tan extraño,
como de aquella manera,
tan de no salir del baño.
Qué invierno tan primavera.

PARA QUE SOBRE GUSTOS HAYA ALGO MÁS ESCRITO

PARA QUE SOBRE GUSTOS HAYA ALGO MÁS ESCRITO

Me gusta que las cosas se levanten:
la niebla, la pasión, las prohibiciones…
Me gusta el toque, cuando no da el cante
y, en general, la luz de las canciones.
Me gusta confundir a la apariencia
y poner el derecho del revés,
invitar a la madre de la ciencia
a hacer un bis a bis entre los tres.
Me gusta que, a la luz de las estrellas,
la noche quiera echar más leña al fuego.
Me gusta mucho más un hasta luego
con andares de adiós, que adiós sin huellas.
Me gusta pelearme con las musas
y darles la razón como a las locas,
ver colgada en las cuerdas de la ropa,
arrugada y al sol, la ciencia infusa.
Me gusta comer carne de vigilia
y pecados normales de ración.
Me gusta tanto la contradicción
que la he puesto en el libro de familia.
Me gusta escatimar en pesadillas
y abusar de los besos de tornillo,
Hacer dulce con alma de membrillo
cuando te sientas sobre mis rodillas.
Me gustan las sorpresas esperadas,
el canto de los grillos en verano,
quedarme quieto y que me metan mano
los ecos de las voces silenciadas.
Me gusta descubrir en los detalles
un mundo de verdades invisibles.
Me gusta compartir los imposibles
en la acera del cielo de las calles.