Mes: marzo 2017
TRETAS
Sin tretas no hay paraíso.
Sin alcohol hasta licores.
Sin luna un cielo indeciso.
Para sustos los olores.
Con sueño largas mañanas
sin pecado concebidas.
Sin balcones hay ventanas.
Hay más rotondas que vidas.
Con delito no hay amigos.
Sin peligro no hay candado.
Sin mirarnos el ombligo
pelusas en otro lado.
Sin ideas no hay talento.
Con truenos nubes y rayos.
Con tanto pronto sin tiento
no faltes a los ensayos.
Sin presente no hay mañana.
Con deseo polvo y paja.
Sin el lunes no hay semana.
¡Ay, que me parto la caja!
Con buen hambre no hay flan duro.
Sin valor hay desertores.
Con dinero algo seguro.
Para gustos los colores.
HINCHAZON
Al final todo se sabe.
La goma vuelve a su ser.
Lo que nunca cupo, cabe.
Hoy se quiere sin querer.
Los malos humos respiran.
Los peces se van de cañas.
Los de la tela conspiran
a espaldas de las arañas.
Mucho te quiero perrito
pero no me das manteca.
Si cero tiende a infinito
Infinito se nos seca.
Lo barato sale caro.
La vida da muchas vueltas.
Cuando no miran los faros
la ocasion la pintan tuerta.
Agota más de los mismos,
aburre lo mismo Mas.
Hay exceso de eufemismos
por pedante y por detrás.
En las vísperas de mucho
casi nunca hay madrugada.
¿Quién nos vende los cartuchos
con la pólvora mojada?
Si se te hincha la vena
úntatela con aceite,
si no se te pone buena
se te pondrá reluciente.
ODIO CON ESTRAMBOTE
Odio los ascensores de subida
y sin frenos, las cuestas de bajada.
La mala educación de los que miran
buscándote los monos en la cara.
Odio que se termine la avenida
y no encuentre la calle que buscaba.
No llegar a la hora convenida.
No acabar a la hora señalada.
Odio la indiferencia impertinente
y la mala cabeza del dolor.
Odio tener que hablar inútilmente.
Odio los estampados de sudor,
al terrícola cruel e intransigente
y a los extraterrestres sin humor.
Y odio, sin rubor,
a la gente que odia por sistema.
En fin, que cada odio con su flema.
Y YO
Siempre he querido vivir
en dos mundos paralelos
y así poder elegir
en cual de los dos me quedo
según las vea venir.
Yo también quiero salir
a la lluvia sin mojarme.
Que el viento me haga reír
cuando venga a ventilarme
las ganas de dimitir.
Yo también quiero fingir
un pesimismo enfermizo
que me pueda permitir
resurgir de mis cenizos
(y de pájaros así).
Yo también quiero escurrir
el bulto por soledades
y, el que quiera algo de mi,
que busque en sus tempestades
que es dónde no pienso ir.
Yo también quiero acudir
a los lugares comunes
para intentar definir
que beneficios reúne
el arte de confundir.
Yo también quiero sentir
la paja en el ojo ajeno
y excitarme sin fingir.
Aquí todo el mundo es memo
cuando se trata de huir.
Y, por fin, yo también quiero
un poder sobrevenido
con el que gritar sin miedo
estáis todos despedidos
y quedarme como nuevo.
¡OJO!
Hoy se llevan los secretos
que todo el mundo sabía,
ese absurdo e indiscreto
plan nuestro de cada día.
Secretos de guante blanco,
chaqué, varita y chistera,
de truco de mago manco
¡cuidado con las carteras!
Hoy los castillos de cartas
mezclan espadas con oros
y se derrite la tarta
del chocolate del loro.
(De tanto dar por sentado
lo que siempre estuvo en pie
la gente tiene pelado
el ojo que no se ve).
No se anda por las ramas,
harta de tanto mangante,
y de que carden la fama
los que lana se reparten.
La peña tiene un rebote
que ríete de Gasol,
y anda buscando un Chicote
que quite el olor a col.
Hoy los tiempos adelantan
que es una mediocridad
y hasta las gallinas plantan
huevos por curiosidad.
(De tanto dar por perdida
la llave del yo que sé,
la vida tiene escocida
la coma del punto G).
Época de transparencia
con los cristales tintados,
de disfrazar la impaciencia
y de almarios empotrados.
Son años de hipocresía,
de falsa contradicción,
de ocultar la fantasía
detrás de la indecisión.
Hoy se llevan los secretos
aireados en las redes,
pantallazos indiscretos
que cuelgan de sus paredes.
La privacidad usada
como venganza o chantaje.
La intimidad pirateada
con nubes al abordaje.
Hoy se lleva la arrogancia,
el «y tú más» sin complejos
y al capullo sin sustancia
se le ve venir de lejos.
(De tanto dar por tirado
lo que siempre estuvo en pie,
el mundo tiene entornado
el ojo que nunca fue).