Que ni el amor ni el odio te maltraten.
Que nunca tengas nada que temer.
Que si escuchas de pronto ¡jaque mate!
que sea por jugar al ajedrez.
Que no se pare el mundo de un frenazo
sin tener abrochado el cinturón.
Que no te cierren nunca de un portazo
la puerta giratoria del amor.
Que te den la razón como a los listos.
Que te quiten la venda de los ojos.
Que no se borren nunca tus antojos.
Que empieces a prever los imprevistos.
Que despierten clavándose la aguja
los príncipes del reino de las ruecas.
Que se traguen la escoba de la bruja
y se vayan, de paso, a hacer puñetas.
Que el viento de poniente no levante.
Que el tiempo de occidente se decida.
Que no nos den un toque por el cante
de clausurar la entrada y la salida.
Que implanten un cerebro a los violentos.
Que el sexo sea siempre con(sentido).
Que el miedo no te obligue al desacierto
de preferir lo malo conocido.
Que el trato no confunda las señales.
Que el humor alimente la ironía.
Que el dolor no sea colmo de los males.
Que el deshonor no siga estando al día.
Que no tengas en cuenta a los idiotas.
Que los idiotas no salgan de cuentas.
Que los reyes se rindan a las sotas.
Que los ases no tengan que ir a tientas.
Que la ciudad sea un campo de terrazas
Que el alma no sea el cuerpo de delito.
Que le cosan la boca a los bocazas.
Que ser de otro sabor huela bonito.
Que no vendan tristeza en las rebajas.
Que se cumplan los sueños sin azar.
Que si no quieres caldo falten tazas.
Que si la vida es río, tú seas mar.