EL COLECCIONISTA DE GOTAS

EL COLECCIONISTA DE GOTAS

Hubo una época en la que me dio por coleccionar gotas de lluvia. Las tenía de todos los tamaños y sabores. Tenía goterones, gotas gordas, de esas que cuelgan de aleros y cornisas y se estrellan violentamente contra el hueco que queda entre la nuca y el cuello de la camisa. Tuve también finas gotas de niebla, vapor de agua que humedece la cara y refresca las mejillas cuando te envuelve. Gotas granizadas de tormenta, de las que al final del verano destruyen cosechas y abollan cabezas. Gotas equilibristas que se columpian en los forjados de los balcones como flanes de agua boca abajo. Tuve Innumerables gotas repetidas que conservaba a remojo en un charco del patio. Una gota fría que cayó enterita y sin previo aviso dentro de mi garaje. Incluso tuve gotas pintadas con los colores del arco iris y unas cuantas gotas de rocío y escarcha, muy frias, que guardaba a la sombra de una encina para que no perdieran la temperatura. 
No creo que estuviera loco, aunque todos me mirasen raro. Lo que si padecí en aquella etapa de mi vida fue agotamiento, algo de reúma, una nube en un ojo y niveles muy altos de un tal ácido único, eso que los médicos llaman «gota». Pero de loco nada, ni gota, quizá un tanto atormentado y con aspecto de estar viviendo en una nube. 

Aquellas viejas gotas de mi colección terminaron por evaporarse. Hoy vivo gota a gota, no las he vuelto a coleccionar. Las veo caer y salpicar, pero las dejo que corran calle abajo o pegadas a los cristales como una segunda piel.

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VERSOS DE NIÑOS del mundo. Editorial SM

Ya está a la venta VERSOS DE NIÑOS DEL MUNDO.

El reverso de Taboada

YA ESTÁ a la venta mi/nuestro nuevo libro de literatura infantil «VERSOS DE NIÑOS del mundo», editado por SM en la colección VERSOS DE…

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VERSOS DE NIÑOS es el tercer álbum ilustrado que escribo para dicha colección y, el segundo, cuya autoría comparto con mi maestro y amigo Carlos Reviejo (Versos del mar. SM). Reviejo es, en mi modesta opinión, el autor número uno de la literatura infantil y juvenil de nuestro país (y de parte del extranjero). No se queda atrás en lo suyo, el ilustrador de VERSOS DE NIÑOS DEL MUNDO Javier Andrada, hermano mayor de PUPI y tantos otros parentescos literarios.

VERSOS DE NIÑOS hace un recorrido por distintos países, culturas y maneras de vivir de los niños que, a pesar de ser vecinos de planeta están: tan distantes como cercanos, y son: tan distintos como iguales. Siempre he pensado, en este y en otros sentidos que, 

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NO QUITAR

NO QUITAR

A esta hora en la que el gallo monta un pollo, en la que el sol está en la luna, la luna está en las nubes y las nubes están desubicadas, en la que las sábanas huelen a tierra mojada y a pecado, los corazones no saben que aman y los amantes se abrazan a la almohada por última vez. A esta hora en la que empieza todo y todo es apenas nada… Que nadie nos quite la cara de sueño, los ojos de gato, el gusto a mentol, las ganas de darle la vuelta a la tostada, el deseo de hacer las cosas bien (aunque sólo sea por llevar la contraria), el tacto en los dedos, el rumor de persianas bostezando, el aire de la radio encendida en la mesita de día, la sonrisa tonta de la despedida, la caricia de la ropa limpia después de ducharse, el largo paseo a la orilla del bar o el color de la piel de los escaparates.

Que nadie nos quite nada que no sea: la ropa, el dolor de cabeza, la pena, la mala leche, el susto del cuerpo o el cuerpo de jota. Que nadie nos quite la melancolía, ni el sueño profundo después del insomnio, ni medio segundo intentando demostrar lo evidente o queriendo volver.

Que nos quiten, si acaso: la tos, el hambre, la desidia, las ganas de tocar las narices, el pie del acelerador (si está lloviendo o hay un radar), la soledad del miedo, los tontos por cuento, los números rojos, la letra pequeña y tantas manías que hacen que la vida parezca un entierro.

Que nos lo quiten todo, menos las ganas de empezar de nuevo y ni «lo bailao» ni lo siguiente. A esta o a cualquier hora.

AMANECE

AMANECE

Ojos que miran despacio. Labios que besan con prisa. rostros que se desperezan con tatuajes de almohada. Cuerpos que van y vienen buscando la alargada sombra de un día que se muere de ganas de empezar, sin pedir nada a cambio.

Tiempo que se bebe el aire bien cargado. Rostros en busca de espejos. Gente de paso que envejece con prisa en el guiño infinito de un semáforo en ámbar. Olores que acarician la piel bajo la ropa. Sabores que huelen a deseos recién exprimidos.

Risas que lloran de risa. Gritos que no dicen nada. Luces que se alegran de ver salir el sol, por calles escondidas dentro de los portales. Ruido en estampida. eco de cristales, muecas de silencio. Despertares.

Flota un rumor de corazones que se alejan. Suenan canciones que se repiten mientras viajan por el aire o sueñan recostadas en el asiento de atrás de un coche en marcha. Atasco de reuniones en la agenda. Señales en el cielo que recuerdan que la vida es un beso cuando menos lo esperas, que la vida es un cielo por estrenar si alzamos la mirada o, cuando la dejan.

EL VENTILADOR

EL VENTILADOR

Todo gira como un ventilador. La vida da vueltas colgada del techo de una habitación de hotel. Lo que hoy está en venta en los escaparates de las tiendas, mañana se pasará de moda colgado de las perchas de un armario a punto de reventar.

Todo se mueve. La quietud está pasada de fecha, es el lujo del que espera apoyado en una barandilla o sentado en un banco del parque, del que puede permitirse la licencia de hacer parada y fonda, sin que el tiempo le pase factura.

El movimiento ya no necesita andar para demostrar nada. Anda sobrado de pasos y pasillos. Nos creemos más felices sin parar de hacer transbordos, sin parar de conspirar, sin parar.
Lo de sentarse a no hacer nada es ciencia ficción cuando antes era , sencillamente, pura ciencia, ciencia infusa.

Todo gira como la noria del río, de un río que no vuelve, por mucho que lo encierren en un mar de mentira. Hoy todo gira como la noria desenfrenada de un parque sin atracciones.
El mundo da vueltas a nuestro alrededor, en realidad, este planeta es nuestro satélite y la luna un agujero blanco.

Estamos condenados a la prisa, a que hoy sea mañana, a que mañana sea demasiado tarde.
El aperitivo nos sabe a café con hielo y, el café con hielo, a sudor de siesta a la sombra de cualquier olvido.
Mientras tanto, el ventilador remueve el aire, lo cambia de lugar, lo vuelve viento, porque ni el aire sabe estarse quieto. Demasiado viento para tan poca vela. Demasiada prisa para tan poca prosa.

HABLANDO CLARO

HABLANDO CLARO

Una vez arbitrado el apriorismo
que pueda resultar más efectivo
para crear un caldo de cultivo
con el que suavizar el alarmismo,

habrá que promover un mecanismo
que sirva de acicate y de reactivo,
y aborde sin tardanza el objetivo
de frenar un posible cataclismo.

Se deben conseguir, sin más tardanza,
consensos que estimulen la manera
de perseguir conciertos y alianzas

que tiendan a servir de lanzadera
para recuperar la confianza.
En resumen, que sálvese quien pueda.

ENTRE PITOS Y PAUTAS

ENTRE PITOS Y PAUTAS

Hablar es darle eco a las ideas,
es la revolución de los gemidos.
Suspiros que, un buen día, se desvelan
y rompen la barrera del sonido,

Hablar es un recurso extraordinario,
siempre que no empeore tus silencios
y, según quien maneje el diccionario,
a sus palabras sordas, oídos necios.

Es cansino el discurso inamovible,
atrapado en un círculo vicioso,
de quienes hacen todo lo posible
para imponer misterios dolorosos.

Es harto insoportable el argumento
de quienes creen que nada tiene cura,
pesado, inasequible al desaliento,
que vaga entre la rabia y la locura.

Aquí se puede ser racionalista,
surrealista, vampiro u hombre lobo,
abanderado, mediopensionista
educado, forofo y hasta bobo.

Pero entre tanto pito no hay manera
de escuchar el sonido del respeto,
por no hablar del singular panfleto
de usar la incongruencia de bandera.

CARTA DE AJUSTES Y RECORTES DE MANGA

CARTA DE AJUSTES Y RECORTES DE MANGA

Hay que reducir a cero
los gastos innecesarios.
Sin vacilación, sin peros,
ventilar deudas y almarios.

Hay que suprimir comidas
de placer y de trabajo,
el líquido en las bebidas,
las tripas en los zarajos.

Se acabó echar gasolina,
a caminar, que es muy sano
y, nada de medicinas,
prohibido ponerse malo.

Vacaciones, ni en pintura.
Fiestas, ni las de guardar.
Puntos, pero sin sutura.
Sexo, pero sin pagar.

Hay que recortar los gastos:
en ministros, presidentes,
pipas, caramelos, fastos,
chorizos y reincidentes.

Ahorrarnos el desamparo,
el mal y su algarabía
y a quienes no tienen claro
que, ir Panamá, es tontería.

Hay que ajustar bien las cuentas
de los tontos que presumen,
de las personas violentas, 
de cuñados… En resumen:

Abstenerse de comprar:
milagros sin envolver,
pecados sin perdonar,
favores a medio hacer,

caricias sin precintar,
espacio sin recorrer,
abrazos sin reciclar,
tiempo sin anochecer.

No gastar en naderías
como estampitas y sobres,
si no, con tanta alegría,
en cien años, todos pobres.

VIVIR

VIVIR

Vivir para saber que no has perdido,
si acaso, el tiempo que ganaste a pulso.
Vivir para aprender cada detalle
que se posa delante de tus ojos.
Vivir para soñar, día tras día,
con que el sueño se cumple cada noche.
Vivir para matar el gusanillo
del olor a café por la mañana,
de la esquina de todas las manzanas,
del sabor a los besos recibidos.
del tacto de una piel emancipada.
Vivir para saciar la sed de vida
en el umbral del patio donde, el agua,
Interpreta su dulce melodía
junto al canto discreto de los pájaros.
Vivir para dormir contando olas
y dar largos paseos por la playa
mientras el sol alarga día y sombras
en los amaneceres de verano.
Vivir para tirar tus propios muros
y conseguir pasar al otro lado
donde esperan, de par en par abiertas,
las puertas del futuro.
Vivir para entender porqué se vive.
Por qué la soledad es compañera
(o enemiga) que espera y desespera.
Vivir para llevarle la contraria
a los que ven la muerte como un juego.
Vivir para morir a pierna suelta
con la tranquilidad de haber vivido.