No quiero ser bandera,
ni himno, ni frontera,
ni valla, ni trinchera,
ni beso de ración.
No ansío ser tu patria,
ni una nación siquiera,
ni un régimen cualquiera,
tu fe ni religión.
No ser una de arena,
tu llamada perdida,
el punto del final,
la obsesión que te ata,
la carne de tu verbo.
el dulce de esa sal.
No quiero ser, ni atado,
ni camisa de fuerza,
la sombra de tu almohada,
ni una estatua de sal,
la cama de tu celda,
mentira ni verdad.
Si acaso, una quimera,
un hueco de escalera,
un verso que tuviera
de todo lo anterior.