Vivir para saber que no has perdido,
si acaso, el tiempo que ganaste a pulso.
Vivir para aprender cada detalle
que se posa delante de tus ojos.
Vivir para soñar, día tras día,
con que el sueño se cumple cada noche.
Vivir para matar el gusanillo
del olor a café por la mañana,
de la esquina de todas las manzanas,
del sabor a los besos recibidos.
del tacto de una piel emancipada.
Vivir para saciar la sed de vida
en el umbral del patio donde, el agua,
Interpreta su dulce melodía
junto al canto discreto de los pájaros.
Vivir para dormir contando olas
y dar largos paseos por la playa
mientras el sol alarga día y sombras
en los amaneceres de verano.
Vivir para tirar tus propios muros
y conseguir pasar al otro lado
donde esperan, de par en par abiertas,
las puertas del futuro.
Vivir para entender porqué se vive.
Por qué la soledad es compañera
(o enemiga) que espera y desespera.
Vivir para llevarle la contraria
a los que ven la muerte como un juego.
Vivir para morir a pierna suelta
con la tranquilidad de haber vivido.

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4 comentarios en “VIVIR

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