SE ACERCA EL INVIERNO

SE ACERCA EL INVIERNO

La calle huele a leña y a carbón.
Ya han encendido el aire del invierno.
Ya no revolotean las palomas (afortunadamente).

Ya suena esa canción que derrite la escarcha.

El cielo es una sábana extendida
de un insolente azul que no te quita el frío.
Y esa luz, ese brillo sencillo y penetrante,
es la naturaleza de los guiños. El origen del claro, voy contigo, por supuesto.

Crepitar de castañas en la esquina, patatas y boniatos,
burbujeo de guisos en el fuego,
tintineo incansable de juguetes de viento
que juegan con el aire a que se abrazan.

Las manos buscan manos o bolsillos.
El día es un ensayo de la noche
y hace transbordo en Sol. 

Maldita prisa.

Los árboles desnudos se disfrazan de invierno. Se visten de espantapájaros. 

(En el cielo dibujan los aviones
el mapa de los sueños sin escalas,
el pijama de rayas que te pones
cuando quieres usarme como almohada.

En el puerto los barcos amarrados
se miran en su espejo y chapotean,
como cuando mis dedos son tus manos
y entramos en calor tocando a ciegas.

Invierno que confunde el mar y el cielo
y la nostalgia con la cama fría,
cuando no estás conmigo y me desvelo.

Nostalgia de mis noches sin tus días,
cuando la soledad fabrica hielo
que se derrite al sol del mediodía)

La calle huele a huída hacia adelante, a licor de cenizas y a quién sabe. Se respira un quizá que quita el miedo.

El invierno está a punto de querer ser nosotros.

Poema del libro TIERRA MOJADA (Renacimiento editorial).

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«TESTAMIENTO»

«TESTAMIENTO»

Le regalo al papel mi mala letra.
Al mar mi soledad bien entendida.
Le regalo mi voz a la careta 
callada de cartón de mi otra vida.
Le regalo al pincel mis tres paletas.
Al tiempo mi reloj bajo de pilas.
Le regalo mi olor a la indiscreta
manera de abrazar de quien me espía.
Le regalo a la noche mis deseos.
Al cielo mi oración más descreída.
Le regalo a la flor un aguacero
para que diga; – sí – cuando me pidas.
Le regalo al amor todas mis velas.
Al placer el colchón de mis pensiones.
A las bajas pasiones mi trinchera
para ganar la guerra que propones.
Le regalo al olvido mis recuerdos.
Al adiós una larga despedida.
Al cansancio le cedo mis esfuerzos
por hacer realidad tu fantasía.
Le regalo al silencio mis temores.
Al eco un diapasón para que afine.
Le regalo un resol a las canciones
para que con sus notas te iluminen.
Le regalo un condón a los sin dones.
A la piel las caricias que le faltan.
Al deseo ese as de corazones
que se excita en la boca de mi manga.
Le regalo al diablo mis ardores.
A la ternura mi alma desatada.
Le regalo a la vida mis temores.
A cambio, yo, me quedo con las ganas.

Poema del libro Mar de Fondo. XXX Premio de poesía Ciudad de Jumilla.

Incluído en Contra Viento y maneras. Renacimiento Editorial.

SOBRE GUSTOS

SOBRE GUSTOS

Me gusta llevarte la contraria
pero sin contrariarte.
Aliñar la ensalada pero no removerla.
Me gusta mi camisa en tus hombros.
Mi sonrisa en tu espalda.
Esa canción que suena cuando menos lo espero.
Me gustan los susurros descarados.
La cara de la luna despintada.
El paso de los trenes junto a los girasoles.
Los campos de amapolas sin complejos.
Me gusta que me digas que no pare.
Las musas separadas.
Las casadas solteras.
Las noches a traición.
Me gusta que te acuestes a mi lado
aunque estés lejos.
Los eclipses de tuna.
Los amores de paso.
Los pasos sin peatones.
Me gusta que me quieras en silencio.
Los silencios sonoros.
Las mentiras a medias
y las medias maldades.
Me gusta recordar que estoy despierto.
Ese rayo de sol que no se entera.
Una terraza en un acantilado.
La ceniza nerviosa 
de un cigarro tranquilo.
El limón en el gintonic 
y la sal en el tequila
y ese regusto a crema de orujo en la cabeza
después de consolarme.
Me gusta gustar menos que gastar.
Amar a querer,
Tocar a sentir.
Me gusta que haya vida antes de la muerte

y me gusta gustar.

(Poema extraído de Tierra mojada. Renacimiento editorial).

ALIMENTANDO LLUVIAS 6.0

ALIMENTANDO LLUVIAS 6.0

Este jueves 12 de mayo estaré en Alicante, en la Casa Bardín, invitado por el IAC Juan Gil-Albert, recitando poemas de mis libros y sus circunstancias. 

El acto se enmarca dentro del ciclo «Alimentando lluvias 6.0» y, para mí, es un verdadero placer poder hacer de caracola.

Leeré poemas de: Ropa Interior, Tierra mojada y Contra viento y maneras, libros publicados por la Editorial Renacimiento, de paso, adelantaré el contenido de mi nuevo poemario ENTRE TU ESPALDA Y MI PARED que está a punto de ver la luz.

VIVIR

VIVIR

Vivir para saber que no has perdido,
si acaso, el tiempo que ganaste a pulso.
Vivir para aprender cada detalle
que se posa delante de tus ojos.
Vivir para soñar, día tras día,
con que el sueño se cumple cada noche.
Vivir para matar el gusanillo
del olor a café por la mañana,
de la esquina de todas las manzanas,
del sabor a los besos recibidos.
del tacto de una piel emancipada.
Vivir para saciar la sed de vida
en el umbral del patio donde, el agua,
Interpreta su dulce melodía
junto al canto discreto de los pájaros.
Vivir para dormir contando olas
y dar largos paseos por la playa
mientras el sol alarga día y sombras
en los amaneceres de verano.
Vivir para tirar tus propios muros
y conseguir pasar al otro lado
donde esperan, de par en par abiertas,
las puertas del futuro.
Vivir para entender porqué se vive.
Por qué la soledad es compañera
(o enemiga) que espera y desespera.
Vivir para llevarle la contraria
a los que ven la muerte como un juego.
Vivir para morir a pierna suelta
con la tranquilidad de haber vivido.

DE LO QUE HAY

DE LO QUE HAY

Hay vida más allá de la tristeza,
de ese muro insalvable
que recuerda a la parte de atrás de una nevera.
Hay luz del otro lado de las sombras
que habitan en los labios con cadenas.
Hay latido en la arteria de los males
que acechan en su hueco de escalera.
Hay misterios gozosos aunque rezan
cada día el Rosario de la Aurora.
Hay un sol atrapado en los espejos
ansioso por quemar las amapolas.
Hay silencio en el borde de los ruidos.
Hay música detrás de cada llanto.
Hay una rama que sujeta el nido.
Hay una cura para cada espanto.
Una radio encendida en cada casa.
Una lección de vida en cada acera.
Hay muchas manos para hacer la masa.
Hay un acto de amor que no se airea
más sirve de colchón para el herido.
Hay puertas para huir de la amenaza
de no encontrarte con un hombro amigo.
Hay un grito de sálvese quien crea.
Hay vida más allá de horizonte
aunque nunca pasemos de su raya.
Hay sures que se juntan con el norte.
Hay versos que no arrojan la toalla.
Hay ecos que recuerdan a sus voces
y palabras que alivian la franqueza.
Hay un gemido para cada roce.
Hay esperanza para la belleza.

(De Gotas de sol. Contra viento y maneras. Renacimiento Editorial)

INVIER  NO

INVIER  NO

La calle huele a leña y a carbón.
Ya han encendido el aire del invierno.
Ya no revolotean las palomas (afortunadamente).
El cielo es una sábana extendida
que no te quita el frío.
Y esa luz, ese brillo sencillo y penetrante
es la naturaleza de los guiños.
Crepitar de castañas en la esquina, 
burbujeo de guisos en el fuego,
tintineo incansable de juguetes 
que juegan con el viento a que se abrazan.
Las manos buscan manos o bolsillos.
El día es un ensayo de la noche
y hace transbordo en Sol. 
Maldita prisa.
Los árboles desnudos se disfrazan de invierno y…

En el cielo dibujan los aviones
el mapa de los sueños sin escalas,
el pijama de rayas que te pones
cuando quieres usarme como almohada.

En el puerto los barcos amarrados
se miran en su espejo y chapotean,
como cuando mis dedos son tus manos
y entramos en calor tocando a ciegas.

Invierno que confunde el mar y el cielo
y la nostalgia con la cama fría,
cuando no estás conmigo y me desvelo.

Nostalgia de mis noches sin tus días,
cuando la soledad fabrica hielo
que se derrite al sol del mediodía.

(Poema incluído en mi libro Tierra Mojada. Editorial Renacimiento)