A veces cuesta ver la luz del día

por más que el sol alumbre de puntillas.

Tal vez porque vivamos de rodillas

o porque se nos nubla la alegría

viendo el Retablo de las Pesadillas.

 

No es fácil encontrar las ilusiones

en medio de ésta niebla impenetrable

fabricada con agua no potable

que no nos deja ver otras opciones

que, ni levanta, ni es impermeable.

 

Cuando las cosas son lo que parecen

cuesta más defenderse con lo puesto.

Nos faltan mimbres para hacer un cesto,

sobra desgana para lo que cuece,

faltan semillas para tanto tiesto.

 

Cargados de razones para darnos

una tregua sin nada que soñar,

el tiempo se ha parado a consultar

si puede de algún modo consolarnos

o si será mejor verlo pasar.

 

Y con todo y con esto no podemos

echarnos a dormir del otro lado.

No debemos anclarnos al pasado,

ni al presente que no reconocemos,

ni escoger el futuro equivocado.

 

Mientras todo se aclara reinventemos:

 

Un viento nuevo para cada vela,

un «hola» para cada despedida,

un dobladillo para cada tela,

una tirita para cada herida.

una anestesia para cada muela.

 

Un oleaje para cada roca,

una tormenta para cada fuego,

un alimento para cada boca,

una respuesta para cada ruego,

una colleja para quien se enroca.

 

Una sonrisa para cada duelo,

una palabra para cada gesto,

una caricia para cada anhelo,

una esperanza para cada resto

que vamos encontrando por el suelo.

 

Descubramos el alma de las cosas.

Restauremos el punto de partida.

Separemos el verso de la prosa.

Señalemos la puerta de salida

a los que nos pusieron las esposas.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s