¿A quién le va a importar que yo me muera?
me preguntó llorándome al oído.
—a mí—, le contesté muerto de pena
y a todos los que tanto te han querido.
Al aire que respiras y te llena.
Al viento que te abraza convencido.
A la sangre que lleva amor en vena.
Al corazón que siente tu latido.
Lamentará tu ausencia la caricia
que se sabe tu cuerpo de memoria.
Los labios que probaron la delicia
de los tuyos sellando aquella historia.
El agua que bañó tu piel desnuda.
El sueño que entendió tu fantasía.
Los que siempre acudieron en tu ayuda.
Las lágrimas que saben de alegría.
Comprendo el arrebato de tristeza
cuando el presente oculta su futuro.
Se puede superar con la belleza
hasta el más escarpado de los muros.
Le importará tu falta a quien te escribe
porque fuiste el motivo de sus versos.
A la vida que, al verte, se desvive
porque la sientas digna de tus besos.
Dios mío… Temblando de emoción…
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