Pillados con las manos en la masa,
con la que el resto hacemos el pan duro,
suelen ser lo peor de cada casa,
de pasado imperfecto sin futuro.
Buscadores de oro en cualquier charco.
Malabaristas de las concesiones.
Tesoreros con título, sin marco,
de una mala carrera de ambiciones.
Soldados insaciables de fortuna.
Parásitos que viven de un pastel
que se reparten, sin decencia alguna,
sin dejar una miga en el mantel.
Estos tipos con alma en estampida,
hoy son de nuevo lo que más escalda
a esta España, paciente y malherida,
cansada de sablazos por la espalda.
Muy «listos» pero nada inteligentes,
con más cuentas pendientes que secretas,
Petimetres, chorizos, delincuentes.
¡Váyanse ya a mamar y a hacer puñetas!