No hay más norte que el sur cuando se trata
de volver a la sombra de la higuera.
No hay más invierno que la primavera
cuando el frío y la niebla se desatan.
No hay más aire que el viento cuando escapa
para avivar el fuego de la hoguera.
No hay más alma que el cuerpo cuando espera
que recorran sus líneas como un mapa.
No hay más prosa que el verso concebido
para ganarle espacio a la memoria
y después susurrarlo en el oído.
No hay más techo que el cielo malherido,
ni más rayo que el trueno que te nombra
dónde la tierra es mar arrepentido.