Hoy se ha puesto de moda la vehemencia
a la hora de hablar de cualquier cosa.
Opinión que se inyecta con violencia,
de manera textual y escandalosa.
Esta vuelta de tuerca sin clemencia
metódica, vulgar y venenosa,
roza en muchos momentos la indecencia,
y, para colmo, es muy contagiosa.
No queremos tratarnos la paciencia,
ni contar hasta diez (si es que sabemos),
es más, no nos remuerde la conciencia
la tanta mala baba que tenemos.
Con la razón al borde del abismo
vende más el “insulta, que algo queda”
que una buena ironía con priapismo.
Hoy se lleva el percal más que la seda,
Está de moda darle leña al mono,
las collejas al diestro y al siniestro,
elevar los mensajes hasta un tono
que ni una abuela en misa el padrenuestro.
Hemos llegado al punto sin retorno
en el que echamos mierda por los codos.
Hay más amor en una peli porno.
(De esos polvos saldrían otros lodos).