No quiero estar aquí el día que al planeta le de por irse de agujeros negros, ni tampoco la tarde que, la Luna, se acerque a contemplar como se pone el último sol, sentada en la hierba de la colina de las tetas, contemplando el atardecer sobre el cráter de El Golfo o en una hamaca del Café del mar.
No sé si me apetece estar aquí cuando Saturno nos regale su anillo de soltero, o el día que un cometa vagabundo nos parta el corazón ya hecho pedazos.
No quiero estar aquí pero por miedo a no encontrarte entre tanto saqueo, entre tanto canalla, entre tanto superviviente sin futuro y el resto de la gente en estampida.
Si la vida se acaba en un repente, avísame con tiempo de buscarte y morir en tus brazos.
El acabose más escalofriantemente hermoso.
Me gustaMe gusta