Se hace el silencio al cerrar la puerta. Percibo un eco de pisadas que me indica que estás en casa y me has oído llegar.

Nos ponemos en guardia.

Hago un ruido de llaves que, a su antojo, resbalan de mi mano para caer rendidas sobre un objeto hueco que les sirve de cuna.

El silencio, en espera, es solo interrumpido por el canto de un grifo que se alegra de verme. Un grifo que gotea un llanto intermitente acompasado y lento. Huele a humedad y a ganas de tormenta. Huele a besos sin dar por todas partes.

Cada uno a lo suyo. A ver quién puede más. Quién puede hacer más ruidos. Algo que nos confirme que hemos puesto ya en marcha la cuenta atrás de esta puesta en escena cotidiana.

La música, la tele, la tos con carraspera, abrir puertas, ventanas, neveras y cajones. Silbar a pierna suelta, cantar a manos llenas, tirar de la cadena, exclamar ¡Ay, señor!

Inquietos pero quietos, deshaciendo la calma, envueltos en la morbosa incertidumbre de no saber ni el cómo, ni por supuesto el cuándo pasará. Buscando ese momento de superar las dudas, aventando suspiros y humo de señales. Dejando entrever que seguimos el juego, que estamos deseando entrar a saco.

Ahora los dos sabemos que el juego ha comenzado. Que aquí nos encontramos, un día más, pared con pared, deseando soltarnos como perros de presa y comernos a abrazos.

Nos separa tan solo el temor al fracaso y un tabique de miedo, de vergüenza y pudor. Una pared que que se vendría abajo solo con un chasquido de dedos y un taladro.

Siempre estamos a tiempo de tirar nuestros muros y hacernos realidad bajo las sábanas. De dar el primer paso y no para de hacernos ruido o, al menos, esos ruidos.

Lamentablemente, no hay ven que valga. Somos unos idiotas que acabaremos solos por no gritarnos ¡basta! de balcón a balcón. Hoy el tiempo es lo menos que podemos perder.

Qué sin vivir es convivir en casas separadas. Desearse a lo lejos pudiendo hacerlo bien.

En fin. Quizá mañana que sí será otro día, pueda ser ese día en el que acabemos devorándonos en el rellano de la escalera, a quemarropa, intercambiando llaves y fluidos. Que en esto, si bien hay término miedo, lo que no hay es término medio.

Eso sí, entretenido es un rato.

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Un comentario en “PARED CON PARED

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