Deshojado paisaje el que nos pinta
la realidad por tierra, mar y aire.
No quedan plumas para tanta tinta,
ni más corrientes para los desaires.
La realidad es cruel y variopinta
y no nos da un respiro ni al socaire.
Poca cintura para tanta finta.
Falta limosna para tanto fraile.
La cara de esta guerra sin trinchera
en la que resistimos el asedio,
es fea como culo de nevera
y dura como terco sin remedio,
triste como el ciprés del cementerio,
como el hueco sin luz de la escalera,
como la sobriedad de un ministerio,
como una tapia sin enredadera.
Indignante el paisaje mar adentro.
Surrealista el peaje cuerpo a tierra.
Esta diana ya no tiene centro
de tanto dardo con diente de sierra.
Menos mal que pintores nunca faltan
de los que ven el cuadro medio lleno,
ni los que tanto dicen cuando callan,
ni los que solo ven el lado bueno,
o los que saben encender la brisa,
los que te cantan siempre tu canción
y esa gente que encuentra una sonrisa
en donde más le duele al corazón.