Este canto de amor va dedicado
por nada en especial, quizá por todo
Al roto corazón del desahuciado.
A los que no te hablan por los codos.
A la media verdad que no es mentira.
A la otra mitad que sí es verdad.
A aquel pañuelo de las despedidas
que se quedó mojado en el desván.
A la gota de lluvia que se seca.
A la tela de araña abandonada.
A la piel que presume de sus pecas.
A Alexa que se sabe mis bobadas.
Le dedico también estos minutos
al frío que se queda congelado.
Al negro por estar siempre de luto.
Al blanco cuando está recién manchado.
Al aire que se ahoga en la bombilla.
Al ojal del botón que no se abrocha.
A lo que nunca cuentan los cotillas.
A las cosas que nunca te reprochan.
También al interior de las afueras.
Al exterior del piso sin ventanas.
Al rayder que te trae la luna llena.
Al olor del café cada mañana.
Al asiento de atrás del infinito.
A la forma de estar de los amantes.
Al sabio que te habla despacito.
Al que suele llegar un poco antes.
Le dedico este verso al espejismo
que sin querer te roba la cartera.
A ese instante fugaz contigo mismo
en el que eres feliz a tu manera.
A la llama de alcohol de los conjuros.
Al adiós que suplica un hasta luego,
A la mujer que vence al lado oscuro
y a los que hoy nos lloran desde el cielo.
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