Ajeno a lo que se cuece a mi alrededor, opto por levantarme y hacerme el desayuno.
Ajeno a lo que hay en mi despensa opto por tostarme un plan.
Ajeno al lamentable estado de mis neuronas, opto por comerme un bote de mermelada, literalmente.
Ajeno a mi indigestión, opto por enfriar mi mala leche.
Ajeno a mi desenfado, opto por beberme un café, solo.
Ajeno a mi soledad, opto por volverme a la cama.
Ajeno a lo dormido ando, me doy contra el pico de la mesilla de día y opto por meterme en la licuadora hasta que se me pase el dolor.
Ajeno a que le he dado sin querer al interruptor, opto por hacerme zumo de neuralgia y encharcar la cocina.
Ajeno a que me estoy pisando, me recojo con la fregona, me escurro en el cubo y me tiro por el inodoro. Opto por tirar de la cadena y me hago el firme propósito de no volver a optar a lo que me es ajeno.
Horas bajas, pero sabe contarlo de forma diferente, eso le ayuda a Ud, y a los que lo leemos, porque nos encanta.
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Gracias Isabel
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Ciertamente hay resacas tan malas para el cuerpo y la mente que uno desearía desaparecer.
Echo de menos los reversos.
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Genial!
Date un respiro y no optes más, que parece ser un mal día 🙂
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