¿Quién no tiene un humor en cada puerto,
un –¡hola!– con sabor a despedida,
una pasión secreta y desmedida
que no termina de llevarte al huerto?
 
¿Quién no ha roto algún plato en un descuido
o el cristal del espejo de un almario?
¿Quién no ha desescombrado el diccionario
buscando un sentimiento definido?
 
¿Quién no se ha aprovechado del mezquino
tráfico de influencias cotidiano,
con el hijo bastardo de un hermano
amigo del cuñado de algún primo?
 
¿Quién no conserva en frío la venganza
cuando el pecado está todo vendido,
o le ha dado la espalda a la esperanza
del cielo que le tienen prometido?
 
¿Quién, con voracidad, no ha deseado
a la mujer del prójimo o al nota?
¿Quién, en su sano juicio, no ha empeorado
y ha perdido, botando, la pelota?
 
¿Quién no ha descerrajado algún reproche
confundiendo verano y primavera?
¿Quién no ha subido tramos de escalera
bajando desde el día hasta la noche?
 
¿Quién no ha considerado el ventajismo
como una forma de tener razón,
o al poder que transpira el erotismo
con una excusa para la ocasión?
 
¿Quién no se beneficia de la duda?
¿Quién no duda de todo por joder?
¿Quién no reniega del botón de ayuda?
¿Quién no ha querido a alguien sin querer?

2 comentarios en “¿QUIÉN NO? (salvo tú, claro)

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